Esta es una historia, que para algunos es posible que se asemeje a una fábula. Comenzare escribiendo, que creo en las conexiones espirituales, ente los seres vivos, pues las he experimentado. Pero en esta ocasión no hablare de mí.
Ella es una mujer, que siempre ha tenido un toque místico, en su manera de pensar y en la óptica en que observa la vida, y ya con la madurez de los años a afinado su percepción.
Era una noche de luna clara, su fulgor penetraba entre la fronda del bosque, iluminando y conquistando los espacios oscuros, que la espesura de la noche había hechos suyos. Ella caminaba distraída, absorta en los pensamientos que pululaban en su mente, evocaba emociones pasadas, recordaba los senderos de su lejana patria, los caminos que tantas veces transcurrió para llegar al hogar, ya sea que viniera de hacer las compras o arrastrando el cansancio de horas, de una dura jornada del trabajo, ahora aquí en tierra lejana y extraña, la familia esparcida por el mundo, como esparcido es el polvo cuando la ventisca sopla.
Los años vividos quedan envueltos en recuerdos, en nostalgias, en alegrías pasadas… ¡ Oooh las comidas en familia! Se han ido, pero ella las atesora, cual chiquilla atesora el dulce, que siempre vio a través de la vitrina y ahora lo tiene en su mano.
De pronto percibe algo, un movimiento, una presencia, se quede inmóvil, sus ojos no dan crédito a lo que ven, pero es que, no tan solo ven, sino que también son observados… ambas quedaron inmóvil al percibir sus presencias, instantes, segundos, que pudieron haber sido una eternidad para ambas. Ahí estaba, quieta inmóvil, pero con actitud curiosa, observándola, mirándola fija a los ojos y escudriñando cualquier movimiento de su cuerpo, se trataba de una felina realmente hermosa, de pelaje negro azabache brillante, sus ojos, de un amarillo intenso, no expresaban agresividad. En el breve instante en que ambas se estuvieron observando, hubo mas que un encuentro fortuito, ¿Como se podría describir? Espiritualmente, se conectaron, no podría decir que se forjo una alianza, o que tal vez nació una amistad inquebrantable, pero si creo que durante esos instantes ambas tuvieron un vínculo.
Lo curioso de esta historia, es que ninguna de las dos pertenecía aquella geografía.
Ella por supuesto conto a los lugareños su encuentro con la gran pantera negra, nadie le creyó, pues en esa región no existían panteras. Pero solo ella, pudo verla a los ojos, forjar un vínculo, por unos instantes, que puede perdura para siempre.
Tiempo después otra persona afirmo ver una pantera merodeando por el bosque, luego otra, hasta que en cierta oportunidad alguien logros fotografiar a la mítica, panera negra de Jackson Misisipi.
¿Volverán a encontrarse?
¿Que represento para la mujer aquel encuentro, esa conexión?
Dato curioso; este encuentro ocurrió en 2016, la hermosa dama protagonista de este relato, salió de Norte América y no fue hasta dos años más tarde, cuando ella regreso al país, que fue avistada la gran pantera negra.
Hay quienes dicen que se trata de un puma negro, expertos en la materia afirman que nunca han existidos pumas negros.
